La vigesimotercera edición, publicada en octubre de 2014 como colofón de las conmemoraciones del tricentenario de la Academia, es fruto de la colaboración de las veintidós corporaciones integradas en la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE).
En la Antigua Grecia, un anatema era cualquier objeto o práctica reservados en un templo o apartados como sagrados para servicio a los dioses. En ese sentido la forma de la palabra fue utilizada una vez (en plural) en el Nuevo Testamento griego, en Lucas 21:5, «más tarde, cuando hablaban algunos respecto al templo, como estaba adornado de piedras hermosas y «exvotos», («Ἀναθέμασ»), dijo “en cuanto a estas cosas que contemplan, los días vendrán en que no se dejara aquí piedra sobre piedra que no sea derribada”». El texto griego original Ἀναθέμασ, (anatemas), en este contexto suele traducirse como «exvotos», «ofrendas» o «regalos». Asimismo el término «anatema» aparece en el Libro de Judith 16:23, donde es traducido como «regalo al Señor». En la Septuaginta la voz «anatema» es generalmente utilizada bajo los conceptos tomados del hebreo: la palabra herem, derivada de una raíz que por un lado significa (1) consagrar o devotar; y por otro lado (2) exterminar. Ver (Números 18:14; Levítico 27:28, 29). Fue por la segunda acepción del término que la idea de exterminio se conectaba con la expresión «exterminio de naciones idólatras». El término herem tenía todo un espectro de aplicaciones. El anatema o herem era una persona u objeto irrevocablemente devoto o dedicado a lo mundano, por lo tanto, implicaba en sí la idea de destinado a la destrucción (Números 21:2, 3; Josué 6:17). Los sacerdotes responden: «Fiat, fiat, fiat» (Que así sea), y todos, incluido el pontífice, ponen sus cirios encendidos en el suelo. Se enviaba la noticia escrita a todos los sacerdotes y obispos cercanos del nombre del excomulgado y la causa de su excomunión, para que no tuvieran ninguna comunicación con él. A pesar de ser enviado con el Diablo y sus ángeles, todavía puede, y más aún está obligado a, arrepentirse. El Papa provee la forma para absolverlo y reconciliarlo con la Iglesia. El Pontificale Romanum establece la forma para la absolución y reconciliación con la Iglesia. El punto de vista tradicional es que la palabra anatema en la 1.ª Corintios 16:22 denota que todos aquellos que no aman al Señor son objeto de odio y repulsión de todos los santos: ellos son culpables de un crimen que merece la más severa condena; ellos están expuestos a la sentencia de «destrucción definitiva del Señor». El punto de vista alternativo, es que San Pablo está diciendo que aquellos que no aman al Señor deberían ser ofrecidos a Dios.«Herem» significaba (y significa) algo «olvidado», «fuera de límites», «tabú» o «dado irrevocablemente a la destrucción por no afecto»; también algo «maldito». La palabra hebrea fue utilizada en versos como Levítico 27:29 para referirse a cosas ofrecidas a Dios y también para referir a algo «fuera de límites» o «apartado del uso común u ordinario» (no religioso). A raíz de que la palabra griega «anatema» que significaba «ofrenda a Dios» fue usada para traducir la palabra «herem» en su contexto, se han presentado ciertas discrepancias en cuanto a significado y traducción. Tanto fue así que el significado de la palabra griega «anatema», bajo la influencia de su asociación con la palabra hebrea «herem», fue eventualmente adoptado para dar idea de «separar» (siendo que herem en realidad tenía otro tipo de connotación: la palabra daba idea de algo «desterrado» o «algo considerado bajo el juicio y condenación de la comunidad». Desafortunadamente dentro de la lengua inglesa, no se encuentran términos afines, y tampoco en castellano. Por otro lado, de considerarse algo anatema como algo «maldito», el término «maldecir» en sí sugiere oscuros poderes y artes mágicas, las cuales siempre estuvieron prohibidas y condenadas en la tradición judeocristiana. En la Biblia, en el Libro de Josue 6:15-19, se refiere el término a una ofrenda maldita, propiedad de Jehová, dicha ofrenda se haría maldita al que la tomase.
El Código de Derecho Canónico, que abolió todas las penas eclesiásticas no mencionadas en el mismo Código (canon 6), hizo al «anatema» sinónimo de la «excomunión» (canon 2257). El ritual antes descrito no está incluido en el Pontificale Romanum posterior al Concilio Vaticano II.
Ciertos eruditos aplicaron al término anatema el significando de un «objeto maldito». Hay como siempre una mirada alternativa: que la palabra griega «anatema», en estos pasajes, fue usada por los traductores de la Septuaginta griega para significar «ofrenda a Dios», sin las connotaciones negativas, pero es algo en terreno de discusión.La mirada tradicional es que en el Nuevo Testamento la palabra anathema siempre implica deshonra, exclusión y castigo. En algunos casos un individuo pronuncia un anathema sobre su persona si en sí mismo valora ciertas condiciones inconclusas (Hechos 23:12, 14, 21). Ver: (1.ª Corintios 12:3; Gálatas 1:8, 9)
Bajo una mirada alternativa, de todas maneras, la palabra anatema en el Nuevo Testamento fue utilizada inicialmente en relación con su significado original de «ofrecido a Dios».Anatema (del latín anathema, y este del griego ἀνάθεμα, «maldito, apartado») significa etimológicamente ofrenda, pero su uso principal equivale al de maldición o al de “desterrado de Dios” , en el sentido de condena a ser apartado o separado, cortado como se amputa un miembro, de una comunidad de creyentes. Era una sentencia mediante la cual se expulsaba a un hereje del seno de la sociedad religiosa; era una pena aún más grave que la excomunión porque el individuo era desterrado y a su vez era maldecido.
No es sencillo lograr una traducción óptima del término «anatema/anathema», sobre todo porque recientemente se lo ha vuelto a asociar con términos benévolos. El significado original de la palabra griega implicaba una «ofrenda a los dioses», algo de connotación positiva según los criterios espirituales de la Antigua Grecia. Cuando la palabra fue empleada en la Septuaginta (traducción al griego de las Escrituras originales en hebreo), el término anatema fue usado para traducir la palabra hebrea herem (relacionada con el árabe harama y el hausa haram):Con el transcurso del tiempo, para la Iglesia Cristiana el término anathema vino a significar una forma de extrema sanción religiosa bajo pena de excomulgar. La instancia más temprana de aplicación de la forma está en el Concilio de Elvira (c.306), y después de ello se volvió el método más común para la eliminación de herejes. Cirilo de Alejandría emitió doce anathemas contra Nestorio en 431. En el siglo V, se efectuó una distinción formal entre anathema y excomunión, donde la excomunión establecía excluir una persona o grupo de personas del rito de Eucaristía y atención al culto, mientras que anathema significaba una separación completa del sujeto del Cuerpo de Cristo.
Primitivamente señalaba los objetos consagrados a los dioses, especialmente las ofrendas. Con el cristianismo, pasó a significar «maldito, fuera de la Iglesia». Dentro del cristianismo, se trata de la máxima sanción impuesta a los pecadores; no solamente quedan excluidos de los sacramentos, sino que desde ese momento se les considera destinados a la condenación eterna. En el Antiguo Testamento, se condena el exterminio de las personas o cosas afectadas por una maldición atribuida a Dios (ej. Caín).
En la Romanos 9:3, la expresión «anatema, separado de Cristo» —excluido de la compañía o alianza con Cristo—, ha ocasionado muchas dificultades interpretativas. El concepto tradicional es que el apóstol aquí no expresa un deseo en sí, sino que intenta transmitir un sentimiento vehemente, mostrando cuán fuerte era su anhelo por la salvación de su gente. Bajo una mirada alternativa, San Pablo está expresando el deseo de «ofrecerse a Dios» por Cristo.«Por lo tanto, en nombre de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, de San Pedro, Príncipe de los Apóstoles, y de todos los santos, en virtud del poder que nos ha sido otorgado de atar y desatar, en el Cielo y la Tierra, privamos a (Nombre) mismo y a todos sus cómplices y quienes le presten ayuda, de la Comunión del Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor, lo separamos de la sociedad de todos los cristianos, lo excluimos del seno de nuestra Santa Madre la Iglesia, en el Cielo y en la Tierra, lo declaramos excomulgado y anatematizado, y lo juzgamos condenado al fuego eterno con Satanás y sus ángeles y todos los réprobos, mientras no rompa las cadenas del demonio, haga penitencia y satisfaga a la Iglesia; lo enviamos a Satanás para que mortifique su cuerpo, mas que su alma pueda ser salvada el día del Juicio.» El anatema es todo aquello que es abominable a Dios y es muy importante que podamos identificarlo y eliminarlo de nuestras vidas. El anatema puede ir desde un programa de televisión que contamina tu vida, hasta música, películas, artículos o una amplia variedad de objetos. La circuncisión es la ablación ritual del prepucio (el de Cristo se denomina Santo Prepucio, y es una de las reliquias cristianas más preciadas). La ley mosaica, por mandato divino, prescribe: «Serán circuncidados a los ocho días de nacer todos vuestros varones de cada generación».significar. tr. Ser una cosa signo, representación o indicio [de otra]. … Ser una palabra o frase expresión o signo [de una idea o de una cosa material].
Según lo describe la real academia española la palabra maldición es reseñada como imprecación que se dirige contra alguien o algo, expresando y revelando su ira y aversión hacia aquello, y deseo que le venga algún tipo de daño. … Según la biblia una maldición nunca viene sin causa.
Anatema – palabra para maldición, exclusión de la comunidad. … El término se deriva de la palabra griega ανάθεμα, que corresponde al hebreo cher, o “maldición”.La prevaricación (también, prevaricato) es un delito que consiste en que una autoridad, juez u otro servidor público dicta una resolución arbitraria en un asunto administrativo o judicial a sabiendas de que dicha resolución es injusta y contraria a la ley.La apostasía (del latín apostasĭa, a su vez del griego antiguo ἀπoστασία: απο apo ‘fuera de’ y στασις stasis ‘colocarse’) es la negación, la renuncia o la abjuración de la fe, en una religión.Anatema (del latín anathema, y este del griego ἀνάθεμα, «maldito, apartado») significa etimológicamente ofrenda, pero su uso principal equivale al de maldición, en el sentido de condena a ser apartado o separado, cortado como se amputa un miembro, de una comunidad de creyentes.
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Con la época de los apóstoles y los comienzos de la Iglesia en las numerosas congregaciones del Nuevo Testamento, la unidad de la comunidad de fe y la continuidad de la doctrina pura y firme. En resumen, aquellos que se apegaban “a la enseñanza de los apóstoles” también pertenecían a la Iglesia, así como “la fracción del pan y las oraciones”. (Hechos 2:42) No hay casi nada que le interese más al apóstol Pablo que la preservación de la “sana doctrina” (Tit 1:9 y muchos otros pasajes). Pablo advierte constantemente del peligro de los falsos profetas: „ En realidad no es que haya otro evangelio. Lo que pasa es que hay algunos que los perturban a ustedes, y que quieren trastornar el evangelio de Cristo.“, incluso dice: „ si alguien les anuncia un evangelio distinto del que ya les hemos anunciado, que caiga sobre él la maldición de Dios, no importa si se trata de mí mismo o de un ángel venido del cielo.“ (Gal 1,8) Pablo teme a los profetas profanos: „…. su enseñanza se extiende como un cáncer.“ (2 Tim 2,17). La comunidad romana debe fijarse „ en los que causan divisiones y ponen tropiezos, en contra de la enseñanza que [ustedes] recibieron. “ (Rom 16,17) Y Apártarse de ellos! . Pero sobre todo, es tarea de los obispos – los sucesores de los apóstoles – velar por la integridad de la proclamación. Son los sacerdotes supremos, maestros y líderes de la Iglesia. En su discurso de despedida en Mileto, Pablo los advierte: „Por lo tanto, estén atentos y cuiden de toda la congregación, en la cual el Espíritu Santo los ha puesto como pastores para que cuiden de la iglesia de Dios, que él compró con su propia sangre.Sé que cuando yo me vaya vendrán otros que, como lobos feroces, querrán acabar con la iglesia. Aun entre ustedes mismos se levantarán algunos que enseñarán mentiras para que los creyentes los sigan.“ (He 20,28-30)
¡Miremos la iglesia de los primeros cristianos! Las personas que en ese momento salieron de sus entornos judíos, griegos, romanos y paganos se bautizaron y eligieron una opción que los “excomulgó” de sus entornos. Se convirtieron del “vano modo de vida heredado de sus padres” (1 Pedro 1:18) arriesgándolo todo y confesando: “Jesucristo es el Señor” (Fil 2:11); y esto significó renunciar a todos los poderes y autoridades que de otra manera podrían gobernar a los hombres. Pablo dice : Es fácil ver lo que hacen quienes siguen los malos deseos: cometen inmoralidades sexuales, hacen cosas impuras y viciosas, adoran ídolos y practican la brujería. Mantienen odios, discordias y celos. Se enojan fácilmente, causan rivalidades, divisio
nes y partidismos. Son envidiosos, borrachos, glotones y otras cosas parecidas. Les advierto a ustedes, como ya antes lo he hecho, que los que así se portan no tendrán parte en el reino de Dios.“ (Gal 5,20-21) Esto los convirtió en extraños dentro de su mundo, un mundo del que todavía no se separaron como si fueran mejores; dondequiera que fueran buenos (es decir, realmente cristianos), trataron de servir, porque veían a “Cristo” en cada persona.
¿Pero no debería una comunidad que quiere preservar su identidad y no desgastarse en sus fronteras, también poder decir quién le sigue perteneciendo y quién ha desaparecido desde hace mucho tiempo? “Así como no puede haber libertad para jugar al balonmano en el campo de fútbol, tampoco puede haber ‘libertad religiosa’ dentro de la Iglesia que sea contraria al Evangelio.” Quien juega sucio, se excluye del juego. Eso perjudica a los jugadores. Y también les duele cuando un obispo tiene que hacer lo que está haciendo: ¡Cuidado! La palabra griega para obispo es episkopos = observador; hoy diríamos: supervisor. Porque desafortunadamente no sólo hay buenos teólogos que son una gran bendición para la Iglesia. Desafortunadamente también están los “falsos maestros” en el corazón de la Iglesia, que se consideran a sí mismos como la autoridad docente, Jesús como alguien de nuestra clase, ven la resurrección como un bonito símbolo, los Diez Mandamientos como anticuados y la compañía de abortos “Planned Parenthood” como compatible con el Evangelio. Antes de que estudiantes desprevenidos estudien con ellos y, para pasar el examen, confiesen mentiras en lugar del Evangelio, el pastor de su rebaño debe levantarse y decir: Querido amigo, puedes enseñar lo que quieras. Pero no en nombre de la Iglesia. ∎Eso siempre ha sido difícil de creer. Y es por eso que los cristianos siempre han sido “excomulgados” de la sociedad. En más de 50 países del mundo, hoy en día unos 200 millones de cristianos están expuestos a la persecución, algunos de ellos de forma extrema. En realidad, es una buena indicación.Más bien hay que temer cuando los cristianos ya no son una molestia, ya no causan ofensa, son todos queridos y encajan en el mundo normal como un reloj. Este parece ser exactamente el problema de la iglesia en el mundo occidental: se ha apoyado en el cojín de sus privilegios, se ha adaptado al espíritu de los tiempos más allá del reconocimiento, ha perdido la sal y la fuerza. Ya en 1958 (!), el entonces futuro Papa Benedicto XVI afirmó: “Esta Europa, de nombre cristiano, se ha convertido desde hace unos cuatrocientos años en la cuna de un nuevo paganismo que crece inexorablemente en el seno de la propia Iglesia y amenaza con destruirla desde dentro. … El paganismo hoy en día está dentro de la propia Iglesia. A lo largo del tiempo, la Iglesia no se librará de tener que desmantelar poco a poco la apariencia de su cubierta con el mundo y volver a ser lo que es: una comunidad de creyentes”.
Pareciera como si la iglesia ya no tuviera pertenencia, como si hubiera quedado desactualizada, una enigmática instalación con extraños rituales y extrañas enseñanzas. ¿Pero la iglesia alguna vez fue realmente importante?
La palabra “comunión” viene del latín (“communio”) y significa ” comunidad”. Estar en “comunión” viva con los demás bautizados es una parte esencial del ser cristiano, como lo es la profesión de la fe plena de la Iglesia (= Credo), los siete sacramentos y la participación en el culto, especialmente en la Eucaristía, donde los cristianos se unen con Cristo y con los demás en la recepción de su cuerpo y su sangre de manera incomparable. Esto también se llama “comunicación”. La “excomunión” no es sólo la exclusión de la participación en la comunión, sino la suspensión de la comunidad eclesial de un individuo o una comunidad que (o que) viola abiertamente la doctrina y/o la práctica de la comunidad de fe. La “excomunión” puede ser declarada o revocada oficialmente por la Iglesia, o puede ser concedida automáticamente. El YOUCAT 237 dice : „ Un católico que, por ejemplo, presta una colaboración imprescindible para un aborto que efectivamente se realiza, se excluye automáticamente de los sacramentos; la Iglesia sólo constata este estado. La excomunón tiene la intención de que el pecador cambie de vida y vuelva al buen camino.”
¿Qué significa ser una persona anatema?
El anatema o herem era una persona u objeto irrevocablemente devoto o dedicado a lo mundano, por lo tanto, implicaba en sí la idea de destinado a la destrucción (Números 21:2, 3; Josué 6:17). Ciertos eruditos aplicaron al término anatema el significando de un «objeto maldito».
Una excomunión o anatema (originalmente del griego anathema = la ira de los dioses) es la reacción de la iglesia a una falsa doctrina. Así como la iglesia puede enseñar de manera fundamentalmente vinculante (= dogmática), también está autorizada a hacer condenas doctrinales firmes, por lo que siempre es la enseñanza la que se condena, no la persona. Debido al mal uso de la prohibición eclesiástica, que en la Edad Media se utilizó de manera inflacionaria y se aplicó a las personas, la Iglesia ha sido en los últimos siglos muy cuidadosa con el instrumento y sólo ha encontrado declaraciones de incompatibilidad de las opiniones doctrinales con la enseñanza de la Iglesia Católica o ha retirado la autoridad docente de los teólogos católicos individuales.Esta iglesia asegura tener la “verdad” en su portafolio, incluso la presencia de Dios. „ Ciertamente “, dice YOUCAT 13, „ miembros aislados de la Iglesia pueden equivocarse e incluso cometer faltas graves, pero en su conjunto la Iglesia no puede desviarse de la verdad de Dios. La Iglesia es portadora a través de los tiempos de una verdad viva que es mayor que ella misma. Se habla del depositum fidei, del depósito de la fe que hay que custodiar. Si esa verdad es negada o deformada públicamente, la Iglesia debe hacer resplandecer de nuevo «lo que se ha creído en todas partes, siempre y por todos» (san Vicente de Lérins, t 450). “ Ahora tiene 2000 años. Y que todavía exista es un milagro. Comenzó sin mucha expectativa de supervivencia, en las iglesias caseras de Jerusalén y se mantuvo en las catacumbas romanas. El emperador Constantino lo convirtió en un culto de estado sin necesidad de exigir mucho. Los clanes celtas lo tradujeron a la imaginación combativa de sus tribus. Los inquisidores lo usaron mientras robaban oro de tierras lejanas, y los indios se apoderaron de él – contra el testimonio de sus conquistadores. Siempre, los cristianos milagrosamente se las arreglaron para invitar a algo muy extraño – a “vivir en comunión con Jesús” (YOUCAT 12). Porque eso es la Iglesia. No es una institución normal con estatutos y tesorero. Cuando uno se acerca a la iglesia, se trata de , „ conocer una comunión con Dios, que desde los tiempos de los apóstoles se ha mantenido inalterada en la Iglesia católica. (YOUCAT 12) Por lo tanto, la creciente comunidad de cristianos era, en primer lugar, una opción libre y, en segundo lugar, una comunidad con un perfil afilado y una identidad clara. Parte de este perfil incluía a los “excomulgados” que se resistían al espíritu del Evangelio, traían divisiones a la iglesia o las provocaban con acciones inmorales.Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación en cuanto al anatema; porque Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira de Jehová se encendió contra los hijos de Israel. Después Josué envió hombres desde Jericó a Hai, que estaba junto a Bet-avén hacia el oriente de Bet-el; y les habló diciendo: Subid y reconoced la tierra. Y ellos subieron y reconocieron a Hai. Y volviendo a Josué, le dijeron: No suba todo el pueblo, sino suban como dos mil o tres mil hombres, y tomarán a Hai; no fatigues a todo el pueblo yendo allí, porque son pocos. Y subieron allá del pueblo como tres mil hombres, los cuales huyeron delante de los de Hai. Y los de Hai mataron de ellos a unos treinta y seis hombres, y los siguieron desde la puerta hasta Sebarim, y los derrotaron en la bajada; por lo cual el corazón del pueblo desfalleció y vino a ser como agua. Entonces Josué rompió sus vestidos, y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová hasta caer la tarde, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas. Y Josué dijo: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos en las manos de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán! ¡Ay, Señor! ¿qué diré, ya que Israel ha vuelto la espalda delante de sus enemigos? Porque los cananeos y todos los moradores de la tierra oirán, y nos rodearán, y borrarán nuestro nombre de sobre la tierra; y entonces, ¿qué harás tú a tu grande nombre?
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Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les mandé; y también han tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres. Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán la espalda, por cuanto han venido a ser anatema; ni estaré más con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros. Levántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos para mañana; porque Jehová el Dios de Israel dice así: Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás hacer frente a tus enemigos, hasta que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros.
Cam fue el padre de Canaan. 19 A partir de estos tres hijos de Noé, se pobló toda la tierra. 20 Noé fue el primero en trabajar la tierra, y plantó una viña. 21 Un día, bebió vino, se embriagó y se desnudó en la tienda.Después de dar siete vueltas alrededor de la ciudad, en el séptimo día, los sacerdotes debían hacer sonar las trompetas de cuernos de carnero, y todo el pueblo dar un gran grito, y los muros caerían al suelo. Ellos obedecieron, y los muros cayeron tal como Dios había dicho a Josué y pudieron tomar la ciudad. Nombre masculino de origen hebreo que aparece escrito en antiguos documentos como Acán, Achar, Acor, con el significado de “problemas”, “turbado”, “pertubador del orden”. 7 No por ser vosotros más numerosos que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais los menos numerosos de todos los pueblos, … 16 Y destruirás a todos los pueblos que te da Jehová tu Dios; tu ojo no les tendrá piedad, ni servirás a sus dioses, porque te será motivo de tropiezo.La biblia nos habla de anatema como algo que para Dios es considerado como maldito, contrario o contaminado. … La palabra empleada para anatema en el hebreo es kjérem, que significa: objeto condenado; exterminación, dedicada a, maldición, o en su defecto maldito.La apostasía en el cristianismo hace referencia al rechazo del cristianismo por parte de una persona anteriormente cristiana. Tentaciones: idolatría, inmoralidad sexual, codicia, etc. … Persecuciones: cristianos que fueron perseguidos por los poderes gobernantes de la época por su lealtad a Cristo.En sus sermones, enseñó a los feligreses que el trabajo no es una maldición, sino un medio de salvación, por lo que, indirectamente, Arcangelo Tadini influyó en el desarrollo de la enseñanza social de la Iglesia Católica.
El adjetivo votivo califica a todo aquello que es resultado de un voto, ofrenda o dedicación, especialmente un voto u ofrenda de carácter religioso. … Votum se deriva del verbo vovere (hacer un exvoto u ofrenda religiosa). De ahí asimismo devoto y devoción.
El sujeto anatematizado, en el Antiguo Testamento, estaba condenado al exterminio ya que se lo consideraba como objeto de una maldición de Dios. En el contexto del cristianismo, el término anatema debe entenderse como alguien que está «maldito», y que debe permanecer «fuera de la Iglesia».
Anatema – palabra para maldición, exclusión de la comunidad. … El término se deriva de la palabra griega ανάθεμα, que corresponde al hebreo cher, o “maldición”.
Si nos situamos en la Antigua Grecia, el anatema era cualquier práctica u objeto que se reservara para honrar a los dioses en un templo, o bien que gozara de carácter sagrado. De este modo podemos encontrar el término como sinónimo de «regalos al Señor» y «ofrendas votivas» en algunos textos antiguos.Como se indica al principio del artículo, este término tiene varias acepciones, y no todas tienen connotaciones negativas. En los últimos tiempos, la lengua lo ha vuelto a vincular con cuestiones benévolas, y esto nos lleva a su definición como «ofrenda para los dioses», el significado que supuestamente recibió en un principio según los estudios de la Antigua Grecia.La aplicación del fascismo provocó miles de muertes: por eso, hoy en día es un anatema. Si una persona se define como fascista, pronto recibirá críticas por su posición e incluso podría llegar a ser denunciada ante la Justicia si se entiende que, con su conducta, incita a algún tipo de delito.
La etimología de anatema nos lleva a un vocablo de la lengua griega que puede traducirse como “maldición” u “ofrenda”, de acuerdo al contexto. El término, de este modo, tiene varios usos.
A quien se le aplicaba el anatema le correspondía una condena perpetua. El sujeto anatematizado, en el Antiguo Testamento, estaba condenado al exterminio ya que se lo consideraba como objeto de una maldición de Dios.
¿Cuántas veces aparece la palabra anatema en la Biblia?
23 coincidencias en 18 versículos. 1.
La primera acepción mencionada por la Real Academia Española (RAE) en su diccionario hace referencia a la excomunión: el acto que consiste en alejar a una persona de una comunidad de fieles, impidiéndole el acceso a los sacramentos.La desviación del significado de esta palabra comenzó cuando se la usó para traducir herem, un término de origen hebreo que significa «fuera de los límites, olvidado, maldito, tabú». Esto ocurrió a lo largo de la confección de la Biblia Septuaginta, una traducción de los textos arameos y hebreos de mayor antigüedad. En este contexto, se usaba herem para describir ofrendas a Dios u objetos que se hallaran apartados de la religión, y la confusión surgió al usar anatema en ambos casos.
En el contexto del cristianismo, el término anatema debe entenderse como alguien que está «maldito», y que debe permanecer «fuera de la Iglesia». Esta forma de condena es la más alta que puede recibir un pecador, ya que no sólo se lo excluye de los sacramentos sino que la sanción dura para siempre, como se menciona en el párrafo anterior.
¿Qué versículo dela Biblia habla del anatema?
Josué 7:11-13 RVR1960 Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán la espalda, por cuanto han venido a ser anatema; ni estaré más con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros.
Aquello que arrastra la reprobación moral también es mencionado como un anatema. El fascismo, por ejemplo, puede considerarse como un anatema en la actualidad. Esta ideología desarrollada por el italiano Benito Mussolini en la primera mitad del siglo XX se basaba en un Estado totalitario, con un fuerte componente nacionalista y el ejercicio de la violencia contra opositores.
Dado que la palabra herem posee en su significado la dualidad de «consagrar o entregar con fervor y afecto» y «exterminar», con el tiempo adoptó la idea de «exterminar a las personas idólatras», y este amplio abanico de matices, algunos de ellos contradictorios, pasó a la definición de anatema. De esta manera, el término comenzó a ser usado para describir a los objetos y personas que sin duda se entregaban a lo mundano y que, por ende, debían ser destruidos.
Esta distinción se halla en las primeras Decretales, en el capítulo Cum non ab homine. En el mismo capítulo, el décimo de las Decretales II, tit. I, el Papa Celestino III (1191-98), hablando de las medidas necesarias para proceder contra un clérigo culpable de robo, homicidio, perjurio u otros crímenes, dice: “Si luego de haber sido depuesto de su oficio, se vuelve incorregible, primero será excomulgado; pero si persevera en su contumacia, deberá ser golpeado con la espada del anatema; pero si sumergido en lo profundo del abismo, llega al punto que desprecia estas penalidades, debe ser entregado al brazo secular.” En un período posterior, Gregorio IX (1227-41), Lb. V, tit. XXXIX, cap. LIX, Si quem, distingue entre excomunión menor, o la que implica exclusión sólo de los Sacramentos, y excomunión mayor, la que implica la exclusión de la sociedad de los fieles. Declaró que en todos los textos que se menciona la excomunión se trata de la excomunión mayor. Desde ese tiempo no ha habido diferencia entre la excomunión mayor y el anatema, excepto el mayor o menor grado de ceremonia al pronunciar la sentencia de excomunión.
Cuando el Señor anatematizaba un pueblo, éste tenía que ser exterminado completamente. Saúl fue rechazado por Dios por haber perdonado a Agag, rey de los amalecitas, en medio de gran parte del botín (1 Sam. 15,9-23). Cualquiera que perdonase algo perteneciente a un hombre que había sido declarado anatema, se volvía él mismo anatema. He ahí la historia de Akán quien tomó los despojos de Jericó: “El anatema está en medio de ti, oh, Israel, no podrás sostenerte delante de tus enemigos hasta que no extirpéis el anatema de entre vosotros.” (Josué 7,11). Akán, con su familia y sus rebaños, fueron lapidados hasta morir. A veces era una ciudad el objeto del anatema. Cuando éste era riguroso, todos los habitantes debían ser exterminados, la ciudad quemada y se les negaba permiso incluso para reconstruirla, y sus riquezas se ofrecían a Yahveh. Este fue el destino de Jericó (Jos. 6,17). Si el anatema es menos estricto, todos los habitantes son ejecutados, pero los rebaños se podían dividir entre los vencedores (Jos. 8,27). La obligación de matar a todos los habitantes en ocasiones admitía excepciones en el caso de doncellas que permanecían cautivas en manos de los conquistadores (Núm. 31,18). La severidad del anatema en el Antiguo Testamento se explica por la necesidad de preservar al pueblo judío y protegerlo de la idolatría que profesaban los vecinos paganos.Al final de la Primera Epístola a los Corintios, 16,22, San Pablo dice. “Si un hombre no ama a Nuestro Señor, sea anatema, maranatha”, lo cual significa, “Ven Señor”. Pero los comentadores han considerado esta expresión como una fórmula de excomunión muy severa entre los judíos. Sin embargo, esta opinión no es apoyada por Vigouroux, “Dict. de la Bible” (s.v. Anathème). En la Iglesia Latina, Maranatha se ha vuelto una fórmula de anatema muy solemne, por la cual el criminal es excomulgado, abandonado al juicio de Dios, y rechazado del seno de la Iglesia hasta la venida del Señor. Un ejemplo de tal anatema se halla en estas palabras del Papa San Silverio (536-38): “Si alguien en lo sucesivo engaña a un obispo de tal manera, sea anatema maranatha ante Dios y sus santos ángeles.” El [[Papa Benedicto XIV) (1740-58–De Synodo diocesana X, I) cita el anatema maranatha formulado por los Padres del Cuarto Concilio de Toledo contra los culpables del crimen de alta traición: “El que ose despreciar nuestra decisión, que sea golpeado con anatema maranatha, es decir, que sea maldito en la venida del Señor, que tenga su lugar con Judas Iscariote, él y sus compañeros. Amén.” Hay mención frecuente de este anatema maranatha en las Bulas de erección de las abadías y otras edificaciones eclesiásticas. Aun así el anatema maranatha es una censura el criminal puede ser absuelto; aunque es entregado a Satanás y sus ángeles, la Iglesia, en virtud del Poder de las Llaves, puede recibirlo de nuevo a la comunión de los fieles. Más que eso, es en vista de dicho propósito que toma medidas tan rigurosas contra él, para que por la mortificación de su cuerpo su alma se pueda salvar en el último día. La Iglesia, animada por el espíritu de Dios, no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. Esto explica el porque de las muy severas y terribles fórmulas de excomunión, conteniendo todos los rigores del Maranatha tienen, como por regla, cláusulas como ésta: “A menos que se arrepienta, o dé satisfacción, o se corrija.”
¿Quién tomo del anatema en la Biblia?
Josué 7:1-9 RVR1960 Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación en cuanto al anatema; porque Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira de Jehová se encendió contra los hijos de Israel.
El anatema permanece como una excomunión mayor que se promulga con mayor solemnidad. El Papa San Zacarías (741-52) redactó una fórmula para esta ceremonia en el capítulo Debent duodecim sacerdotes, Causa XI, quest. III. El Pontifical Romano la reproduce en el capítulo Ordo excommunicandi et absolvendi, distinguiendo tres clases de excomunión: la menor, incurrida anteriormente por una persona que mantenía comunicación con alguien bajo sentencia de excomunión; la mayor, pronunciada por el Papa al leer una sentencia; y anatema, o la penalidad incurrida por crímenes de orden grave, y promulgada solemnemente por el Papa. Al emitir esta sentencia el Papa se viste con amito, estola y una capa pluvial violeta, usa su mitra, y es ayudado por doce sacerdotes vestidos en sobrepelliz y sosteniendo velas en las manos. Toma su asiento frente al altar o en algún lugar adecuado, y pronuncia la fórmula de anatema que finaliza con estas palabras: “Por lo cual en el nombre de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, del bendito San Pedro, príncipe de los Apóstoles, y de todos los santos, en virtud del poder que se nos ha dado de atar y desatar en el cielo y en la tierra, privamos a N. mismo y a todos sus cómplices y a todos sus favorecedores de la Comunión del Cuerpo y Sangre de Nuestro Señor, lo separamos de la sociedad de todos los cristianos, lo excluimos del seno de nuestra Santa Madre la Iglesia en el cielo y en la tierra, lo declaramos excomulgado y anatematizado y lo juzgamos condenado al fuego eterno con Satanás y sus ángeles y todos los réprobos, mientras que no rompa los grilletes del demonio, haga penitencia y satisfaga a la Iglesia; lo entregamos a Satanás para que mortifique se cuerpo, que su alma se salve el día del juicio.” A lo que todos los presentes responden: “Fiat, fiat, fiat.” El Papa y los doce sacerdotes lanzan al piso las velas encendidas que habían estado sosteniendo, y le notifican por escrito a los sacerdotes y obispos vecinos el nombre del excomulgado y la causa de su excomunión, para que no tengan comunicación con él. Aunque es entregado a Satanás y sus ángeles, todavía puede, e incluso está obligado a arrepentirse. El Pontifical da la forma de absolverlo y reconciliarlo con la Iglesia. La promulgación del anatema con tal solemnidad está bien calculada para infundir terror a los criminales y traerlos al estado de arrepentimiento, especialmente si la Iglesia le añade la ceremonia del Maranatha.
Término que anteriormente denotaba ofrendas hechas a la divinidad que se suspendían del techo o paredes de los templos con el propósito de exponerlas a la vista. Así según su etimología, anathema significa una cosa ofrecida a Dios; en el Antiguo y Nuevo Testamentos se usa a veces en este sentido. En Judit 16,18 se dice que Judit, habiendo tomado todas las armas de Holofernes, que el pueblo le había concedido, y las cortinas de su cama que ella misma había traído, y las ofreció al Señor como anatema de desprecio. En 2 Macabeos 9,16 Antíoco promete adornar con los más preciosos regalos (anathemata) el templo que había saqueado; y en Lucas 21,5 se hace mención del templo construido de piedras preciosas y adornado con ricos regalos (anathemata). Como los objetos odiosos también se exponían a la vista, por ejemplo, la cabeza de un criminal o de un enemigo, o sus brazos o despojos, la palabra anathema vino a significar una cosa odiada, o execrable, dedicada al aborrecimiento o destrucción pública. “Para entender la palabra anatema”, dice Vigoroux, “primero debemos remontarnos al verdadero significado de herem , del cual es equivalente. Herem viene de la palabra haram, cortar, separar, maldecir, e indica lo que es maldito y condenado a ser cortado o exterminado, ya sea una persona o una cosa, y en consecuencia, aquello que le está prohibido usar al hombre.” Ese es el sentido de anatema en el siguiente pasaje del Deuteronomio 7,26: “no debes meter en tu casa una cosa abominable, pues te harías anatema como ella. Las tendrás por cosa horrenda y abominable, porque son anatema.” Naciones, individuos, animales y objetos inanimados podían constituirse en anatema, es decir, maldito y condenado a la destrucción. Fue así que el pueblo habitante de la Tierra Prometida era anatema, como dice Moisés (Deut. 7,1-2): “Cuando… Yahveh tu Dios los haya arrojado delante de ti, los destruirás.”En una fecha temprana la Iglesia adoptó la palabra anathema para denotar la exclusión de un pecador de la sociedad de los fieles; pero el anatema se pronunciaba principalmente contra los herejes. Todos los concilios, desde el Primer Concilio de Nicea al Concilio Vaticano II, han parafraseado sus cánones dogmáticos: “Si alguno dice… sea anatema”. Sin embargo, aunque durante los primeros siglos el anatema no parecía diferir de la sentencia de excomunión, comenzando con el siglo VI se hizo una distinción entre los dos. Un Concilio de Tours decretó que luego de tres amonestaciones se recitara en coro el Salmo 108(107) contra el usurpador de los bienes de la Iglesia, que caiga en la maldición de Judas Iscariote, y “que no sólo sea excomulgado, sino anatematizado, y que sea golpeado con la espada de los cielos”. Esta distinción fue introducida a los cánones de la Iglesia, como se prueba por la carta del Papa Juan VIII (872-82) encontrada en el Decreto de Graciano (c. III, q. V, c. XII): “Sepan que Engeltrudis no sólo está bajo la sentencia de excomunión, que la separa de la sociedad de los hermanos, sino también bajo anatema, que la separa del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia.”En el Nuevo Testamento anatema ya no conlleva la muerte, sino la pérdida de bienes o exclusión de la sociedad de los fieles. San Pablo usa frecuentemente esa palabra en ese último sentido. En la Epístola a los Romanos (9,3) él dice: “Pues desearía ser yo mismo anatema, separado de Cristo, por mis hermanos, los de mi raza según la carne”, es decir, “Desearía estar separado y ser rechazado por Cristo, si por ese medio lograra la salvación para mis hermanos.” Y de nuevo, usando la palabra en el mismo sentido, él dice (Gál. 1,9); “Si alguno os anuncia un evangelio distinto del que habéis recibido, ¡sea anatema!” Pero el que está separado de Dios está unido al diablo, lo cual explica por qué San Pablo algunas veces en lugar de anatematizar a una persona se la entrega a Satanás (1 Tim. 1,20; 1 Cor. 5,5). Anatema significa también estar abrumado con maldiciones, como en 1 Cor. 16,22: “El que no quiera al Señor, ¡sea anatema!”.
La Iglesia, ya desde los primeros tiempos, trasladó ese lenguaje y acción a la destrucción de las herejías y la condena de los herejes. Lo primero implica la claridad en la doctrina; lo segundo implica hacer claridad en la conciencia de quien yerra. Cuando a un hereje se le dice “sea anatema” lo que se está indicando es: “Tu palabra está en guerra contra la Palabra de Dios, y sólo se puede dar honra a Dios destruyendo la falsedad que pretendes enseñar”. El propósito último de ese duro lenguaje es llevar al hereje a recapacitar y convertirse mientras, por otra parte, se hace ver a quienes pretendan seguirlo que han equivocado el camino. La palabra “anatema” viene del griego “anáthema” que originalmente significa lo que ha sido reservado o dedicado con un propósito particular. En la traducción llamada “de los Setenta” (Septuaginta) del Antiguo Testamento al griego pasó a indicar lo que ha sido separado para ser destruido completamente, y en ese sentido indica lo que está destinado a consumirse por completo. Así que respondiendo a tu pregunta: ¿Qué o quién merece ser anatema hoy? Toda herejía, y cuanto más engañosa o más influyente, con mayor claridad debe ser denunciada. Y a sus autores y difusores hay que hacerles ver cuánto pierden y cuánto dejan de recibir del Dios bueno y santo. En esa línea quiso obrar el Papa S. Juan XXIII al convocar el Concilio Vaticano II, de modo que su orientación fuera más pastoral que doctrinal. No es que el Papa Bueno tuviera duda alguna de la sólida doctrina de la Iglesia, ni que pretendiera que se pusiera entre paréntesis la fe de la Iglesia, sino que, dada por descontada esa enseñanza, su solicitud pastoral le llevaba a preguntarse, junto con sus hermanos obispos de todo el mundo, cómo puede llevarse esa verdad a un mundo enceguecido por tantos ídolos y distante de la Iglesia por tantos prejuicios. Ese enfoque, en cierto sentido nuevo, llevó a un modo de redacción que evita las condenas en el lenguaje tradicional: “Sea anatema”. Ello no significa, o por lo menos, no debería significar, que se mire al Concilio como una claudicación frente a la herejía. Porque hay quien piensa que la palabra misma “herejía” ya no existe o no tiene función después del Vaticano II. La verdad es que ha habido y hay herejías y herejes, y también hoy es necesario entregar al anatema las doctrinas perversas que hacen más daño que nunca. No se trata de altivez intelectual sino de tomar conciencia de cuánto vale nuestra fe.
¿Qué significa anatema en Josué 7?
Anatema (vers. 1, 11–13, 15): Algo que Dios ha ordenado destruir.
El lenguaje de los anatemas y las excomuniones fue de mucho uso durante siglos y siglos en la Iglesia. Como creo que queda claro, tiene un propósito que no es otro sino la victoria del amor divino en todos los corazones, incluso los más empecinados por su arrogancia y terquedad. Pero es un lenguaje que tiene también sus límites. Si bien el Nuevo Testamento menciona no menos de seis veces la expresión “¡Sea anatema!”, uno ve que el modo de actuar de Cristo en general es otro. No que a Cristo no le preocupen nuestras mentiras sino que su actitud de caridad parece que desarma primero al enemigo que entonces se siente libre de desapegarse de sus errores.Por supuesto, es enorme nuestra distancia cultural de ese mundo en que se le da honra a Dios quemando botines de guerra pero uno ve que el término “anatema” indica a la vez una destrucción (algo que se quema) y un sentido que va más allá del mero destruir (manifestar que sólo Dios es Dios, y que sus enemigos perecen y perecerán).
¿Quién llevo el anatema en la Biblia?
Josué 7:1-9 RVR1960 Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación en cuanto al anatema; porque Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira de Jehová se encendió contra los hijos de Israel.
Pero en esto hay más que decir: no es el simple placer de destruir. Tampoco es la destrucción de lo que es inútil o que podría considerarse como basura. Es la destrucción de aquello que pretende competir con Dios, o que se alza contra Dios. Así por ejemplo, vemos que en la guerra contra los amalecitas el profeta Samuel ordena que todo el botín sea entregado al anatema, es decir, que aquello con lo que el pueblo enemigo pretendía oponerse a Dios se convierta en una especie de sacrificio de holocausto en honor del mismo Dios.La Biblia nos habla de anatema como algo que para Dios es considerado como maldito, contrario o contaminado. La biblia dice en Josué 6:18 “Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis”.
Algo así debería ser motivo suficiente para estar en permanente alerta, llevando a cada persona a tomar decisiones radicales; en especial si se trata de salvaguardar el bienestar de los más pequeños.
¿Cuál es sinonimo de anatema?
Maldición, reprobación o condena.
¿Pero qué ocurre con los niños? A pesar de tratarse de los más pequeños e inocentes, no por ello están exentos de ser afectados por aquellas cosas abominables si les abrimos la puerta, dejándolas entrar a nuestras familias.
Es importante entender que el anatema es algo maldito, algo que destruye; tal vez pareciera una visión muy radical, pero a través de su programa “Café con Dios” la pastora Ma. Patricia Rodríguez explicó que en la biblia todo artículo que tenía alguna relación con la magia, el ocultismo, cultos paganos, idolatría, etc. Resultaba intolerable y ofensivo para el Señor. De igual forma, como lo explica Deuteronomio 7:26, cuando alguien trae esos artículos a su hogar se convierten en anatema y esto les impide alcanzar la bendición de Dios.
La palabra anatema es usada tanto en el antiguo testamento, como en el nuevo testamento. La primera vez que aparece es en Levítico 27:29 pero tal vez el caso más conocido es en el libro de Josué durante la conquista.
El portal de ciberseguridad welivesecurity constantemente alerta a los padres, respecto a las buenas prácticas que se deben de tener en cuenta al interior del hogar, con el fin de blindar la vida de los menores. “El desconocimiento de la tecnología no inhibe la capacidad de cuidado de los adultos, sino que implica una mayor responsabilidad y esfuerzo para actualizarse” asegura dicho portal .
Dibujos animados, series de televisión, juguetes, música, películas, videojuegos y aun libretas, pueden ser el instrumento que el enemigo utilice para traer maldición. Es por esto que, la pastora Lina Rodríguez a través de su programa “Una Nueva Generación”, anima a los padres a primeramente a orar, así como también supervisar el contenido que los niños reciben, identificar si enseña antivalores, si contiene magia, brujas, hadas, duendes o hechicería; si abarca el tema de superpoderes, homosexualidad, lesbianismo, si muestra ángeles o sirenitas entre otros.La palabra empleada para anatema en el hebreo es kjérem, que significa: objeto condenado; exterminación, dedicada a, maldición, o en su defecto maldito.
Día a día un gran número informes e investigaciones en todo el mundo, prenden las alarmas acerca de los peligros que existen para los niños, que se exponen a contenidos ya sea a través de la televisión, internet, videojuegos, revistas y literatura entre otros.
De igual forma Deuteronomio 7:26 dice: “y no traerás cosa abominable a tu casa, para que no seas anatema; del todo la aborrecerás y la abominarás, porque es anatema”.
Traducción griega de la palabra hebrea cherem; botín que se obtiene en una guerra santa y se debe destruir totalmente (Lev 27:28; Deu 20:10-18). La destrucción completa de este botín demostraba que se entregaba a Dios en forma total. En el NT, “anatema” tiene dos significados aparentemente opuestos. Se refiere a ofrendas dedicadas a Dios (Luc 21:5 “ofrendas votivas”) como así también a algo maldito. Pablo invocó dicha maldición sobre aquellos que no amaban al Señor (1Co 16:22) y también sobre el que predicaba otro evangelio diferente al evangelio de la gracia (Gál 1:8-9). Sobre la base de estos usos, anatema llegó a tener el sentido de ser separado o excomulgado por un cuerpo religioso. Pablo dijo que estaba dispuesto a convertirse en anatema, maldito y separado del Mesías, en beneficio de sus hermanos judíos (Rom 9:3).
¿Qué hace un anatema?
Anatema es una palabra de origen griego “anáthema” que es equivalente a “excomunión”, de origen latín y que indica la acción y efecto de dejar fuera de la comunión a alguna persona, es decir no participar en conjunto con alguien más o algo.
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Originalmente el término anatema se utilizaba para referirse a los objetos consagrados a las divinidades, principalmente a las ofrendas. Pero con el cristianismo se transformó en término de maldito. De ahí paso a ser el máximo castigo impuesto por la Iglesia a los pecadores, los cuales además de ser excluidos de recibir cualquier sacramento son considerados destinados a la condena eterna.
A: La forma primitiva “anathēma” [ἀνάθημα] tiene el sentido de “exvoto” u “ofrenda”para la divinidad que yace (o yacía en la época primitiva) en el templo. Estas ofrendas consistían en distintas especies valiosas, como “oro,incienso y mirra”, monedas, alhajas, etc.La palabra anatema sí deriva del griego, sin embargo existen 2 formas griegas con un fuerte matiz: “anáthema” (exvoto, oblación u ofrenda) y “anathēma” (lo condenado, que es maldito o execrable).Hugo Aust y Dietrich Müller, expertos en lengua griega hablan de los siguientes significados en el Diccionario Teológico del Nuevo Testamento de Lothar Coenen:
B: La forma secundaria anáthema [ἀνάθεμα] tiene el sentido de consagrado o destinado al exterminio o la ira divina, es decir una ofrenda exclusivamente para la divinidad apartada del ser humano mediante maldición o exvoto.
¿Qué es la palabra anatema en la Biblia?
m. En el Antiguo Testamento, condena al exterminio de las personas o cosas afectadas por la maldición atribuida a Dios. Cached
La Septuaginta, traducción griega del antiguo testamento (que está escrita originalmente en hebreo) utiliza anáthema para traducir herēm [חרם], que literalmente significa “prohibir” y proviene la raíz ḥrm que significa tanto “dejar aparte” como “aniquilar” (ver: harén). Este concepto era aplicado a lo que era consagrado a Dios y su templo, por lo que el anatema constituia muerte en sí, ya sea como ‘objeto’ consagrado a la muerte , en el caso de los animales dedicados a los sacrificios (muerte ritual) como a los ‘objetos’ que estaban consagrados al templo e implicaban un castigo mortal para quienes interactuaban con ellos (castigo de YHWH), en otras palabras, el anatema estaba destinado a ser consumido por Dios, por ende, quien interactuaba con el anatema, por ejemplo tocándolo, se hacia a sí mismo anatema, y por ende recibía el destino del anatema, es decir, la destrucción. Es por esto que el anatema puede tener una connotación negativa y derivar en “maldito”.
Otro punto a aclarar es que “anáthema” no es equivalente a “excomunión”, ya que, en términos teológicos, los excomulgados son apartados del “pueblo de Dios”, (ya sea temporal o permanentemente, siendo relativa la consecuencia en la calidad de “redimido”) pero no reciben inmediatamente la ira divina como pasa con el anatema. Cabe mencionar que el anatema es un concepto judaico y ritual, mientras que la excomunión es de índole cristiana (católica) y canónica, por lo que hay distintos factores que intervienen en la “salvación” dependiendo del punto de vista que se adopte.
El uso más frecuente en la biblia remite a aquellas personas o cosas que deben ser destruidas en homenaje a Dios (Deuteronomio 7:1-5); (Deuteronomio 20:16) «Pero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida».misma palabra “a.”, pero con una carga de destrucción y aniquilamiento, se usa para señalar algo destinado a maldición y condenación. Pablo hubiera escogido ser a. si eso hubiera hecho posible la salvación de sus hermanos judíos (Hechos 23:21) «Pero tú no les creas; porque más de cuarenta hombres de ellos le acechan, los cuales se han juramentado bajo maldición, a no comer ni beber hasta que le hayan dado muerte; y ahora están listos esperando tu promesa».
(II) El judaísmo posterior conoció el a. sinagogal, una especie de excomunión por la que el pecador era excluido transitoriamente o para siempre de la comunidad cultual de la sinagoga (Esdras 10:8) «y que el que no viniera dentro de tres días, conforme al acuerdo de los príncipes y de los ancianos, perdiese toda su hacienda, y el tal fuese excluido de la congregación de los del cautiverio». (Lucas 6:22) «Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre». (Juan 9:22) «Esto dijeron sus padres, porque tenían miedo de los judíos, por cuanto los judíos ya habían acordado que si alguno confesase que Jesús era el Mesías, fuera expulsado de la sinagoga». (Juan 12:42) «Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga». (Juan 16:2) «Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios».
La cosa consagrada como a. si era usada fuera de ese contexto contaminaba al que así lo hacía, lo convertía en a. Por esta razón, en el caso de Acán Dios dijo que Israel había “venido a ser a.” (1 Reyes 20:42) «Y él le dijo: Así ha dicho Jehová: Por cuanto soltaste de la mano el hombre de mi anatema, tu vida será por la suya, y tu pueblo por el suyo».
¿Qué significa la palabra anatema según la Biblia Reina Valera?
(gr., anathema, transliteración del heb., herem, consagrado). Algo dedicado a Dios que pasa a ser de él y es, por lo tanto, irrevocablemente quitado del uso común. La persona dedicada así es condenada a muerte. Cached
Con el tiempo paso a ser sinónimo de exclusión de la comunidad y de persona o cosa maldita (Esdras 10:8) «y que el que no viniera dentro de tres días, conforme al acuerdo de los príncipes y de los ancianos, perdiese toda su hacienda, y el tal fuese excluido de la congregación de los del cautiverio». (Romanos 9:3) «Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne». (1 Corintios 12:3) «Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo». (Gálatas 1:8-9).
és del exilio se desarrolló entre los judíos la costumbre de declarar “a.” a una persona, como exclusión definitiva o transitoria de la comunidad. En tiempos de Esdras se decidió que el que no acudiera a la convocatoria hecha para resolver el problema de los matrimonios mixtos “el tal fuese excluido de la congregación” (Lucas 21:5) «Y a unos que hablaban de que el templo estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas, dijo». Donde se dice que “el templo estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas (anathëma)”, con el sentido que tenía en el griego de una cosa apartada, consagrada para un dios.
Anátema significa excomunhão, execração, maldição, reprovação enérgica. Do grego “Anáthema” (coisa posta de lado), formada da preposição “aná” (de lado) mais “tithemí” (colocar).Anátema é a expulsão, a condenação, a excomunhão e execração, do seio da Igreja, de qualquer pessoa que segue doutrina contrária à verdade da fé católica. Os adjetivos excomungado, maldito e amaldiçoado, qualificam aqueles indivíduos que condenam o patrimônio da fé católica.Em Gálatas 1:8, o apóstolo Paulo escreve: “não existe outro evangelho – Estou admirado de vocês estarem abandonando tão depressa aquele que os chamou por meio da graça de Cristo, para aceitarem outro evangelho. Na realidade, porém, não existe outro evangelho. Há somente pessoas que estão semeando confusão entre vocês, e querem deturpar o Evangelho de Cristo. Maldito aquele que anunciar a vocês um evangelho diferente daquele que anunciamos, ainda que sejamos nós mesmos ou algum anjo do céu”.